
Por José Cotino
¡Hola, pequeños exploradores!
Hoy os voy a contar una aventura que vivimos en un lugar mágico llamado Isla de Gorée. Fue un día lleno de emociones, descubrimientos y sabores increíbles.
Historia de la Isla de Gorée: un viaje en el tiempo
Papá Pepe nos contó que la Isla de Gorée está situada en la costa de Senegal, en África. Es una isla pequeñita, pero con una historia muy grande. Hace muchos años, la isla era un importante centro de comercio. ¡Pero no de cualquier cosa!
La isla fue descubierta por los portugueses en el siglo XV, quienes la llamaron «ilha de Goreia» que significa «isla buena». Y vaya que lo era. Su ubicación era perfecta para el comercio entre África y Europa.
Durante los siglos XVI al XIX, la Isla de Gorée se convirtió en uno de los mayores centros de comercio de esclavos en la costa africana. Millones de personas fueron capturadas en sus tierras y traídas a la fuerza a esta isla. Era un lugar de sufrimiento y dolor
La isla fue gobernada por diferentes países europeos: portugueses, holandeses, ingleses y franceses. Cada uno dejó su huella en la isla. Por eso las casas son tan coloridas, mezcla de diferentes estilos.
Finalmente, la esclavitud fue abolida y la Isla de Gorée se convirtió en un lugar de memoria y reconciliación. Un lugar para recordar el pasado y construir un futuro mejor.
Hoy en día, la Isla de Gorée es un Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO. Es un lugar que nos enseña sobre la historia, la cultura y la importancia de la libertad.
Explorando la Isla de Gorée: cómo llegar y qué ver
Una mañana, papá Pepe nos despertó muy temprano. “¡Hoy vamos a la Isla de Gorée!”, nos dijo con una sonrisa. Nina y Leo saltamos de la cama emocionadísimos.
Después de desayunar, fuimos al puerto y subimos a un barco muy colorido. ¡Parecía un dragón flotante! El barco se movía sobre las olas y nos mecía como si fuera una cuna. Nina se mareó un poco, pero Leo y yo nos reímos mucho.
Un Arcoíris de Casas
Cuando llegamos a la isla nos quedamos con la boca abierta. Era como un pueblo sacado de un cuento. Las casas eran de colores brillantes: amarillas, rojas, azules… ¡Parecía un arcoíris gigante!
Caminamos por las calles de arena y descubrimos una plaza llena de flores. Había un árbol enorme con raíces que parecían brazos. Nos sentamos a descansar bajo su sombra y papá Pepe nos contó la historia de la isla.


¡Qué raro, no hay coches!
«¡Qué raro, no hay coches! – dijo Leo extrañado. Papá Pepe nos explicó que en la isla no hay coches, y tampoco se pueden usar bicicletas. Así podemos caminar tranquilamente y disfrutar de todos los detalles de este lugar tan especial, nos dijo. Y a Leo le encantó la idea.
La Casa de los Esclavos: un testimonio de la historia
Después, papá nos llevó a un lugar llamado la Casa de los Esclavos. Era una casa muy antigua con una puerta que daba al mar. Papá nos explicó que hace mucho tiempo, personas eran traídas desde diferentes lugares de África y llevadas a la fuerza a trabajar como esclavos. ¡Fue una historia muy triste!
La Esclavitud en Gorée
Papá nos contó que la Isla de Gorée fue uno de los centros de comercio de esclavos más grandes de África. ¡Durante siglos, miles de personas fueron capturadas y vendidas como esclavos! ¡Era como si fueran mercancía! ¡Qué horror!
Nos explicó que los esclavos eran llevados a la isla en barcos desde diferentes partes de África. ¡Allí los encerraban en la Casa de los Esclavos hasta que llegaban los barcos que los llevarían a América! ¡Era un lugar muy triste y oscuro!
La Puerta sin Retorno: un símbolo de la esclavitud
En la Casa de los Esclavos vimos una puerta que daba al mar. Se llamaba la Puerta sin Retorno. Era la puerta por donde los esclavos salían de África para siempre. Nunca más volverían a ver su tierra ni a su familia ¡Qué tristeza!


El Memorial de Gorée
Después de visitar la Casa de los Esclavos, vimos un monumento conmemorativo. ¡Era el Memorial de Gorée! Papá nos explicó que este monumento recuerda a todas las personas que sufrieron la esclavitud y que lucharon por la libertad. Nos hizo pensar en lo importante que es recordar el pasado para que no se repita.
¡A Jugar!
Tras la visita, nos dirigimos a la playa y nos encontramos con un grupo de niños jugando fútbol. Nos invitaron a jugar con ellos. Fue muy divertido. Aunque no hablábamos el mismo idioma, nos entendimos a la perfección.
¡Cuidado con los vendedores!
Mientras jugábamos, se acercaron unos señores que vendían collares y figuritas. ¡Eran muy insistentes! Querían que les compráramos algo a toda costa. Papá Pepe nos explicó que ellos viven de la venta de souvenirs y que por eso son tan insistentes. Les compramos unas cositas para recordar nuestra visita a Gorée.



¡A Comer!
Cuando tuvimos hambre, papá Pepe nos llevó a un restaurante muy bonito con vistas al mar. Se llamaba Chez Thio, y nos lo habían recomendado unos amigos que ya habían visitado la isla. Tenía una terraza llena de flores y unas vistas espectaculares.
- Thieboudienne: Es el plato nacional de Senegal. Es un arroz delicioso con pescado fresco y verduras.
- Yassa: Es pollo o pescado marinado en limón y cebolla. Es muy sabroso y lo sirven con arroz o patatas.
- Mafé: Es un guiso de carne o pescado con salsa de maní. Es un plato cremoso y lleno de sabor.
- Jugo de Bissap: Es una bebida refrescante hecha con flores de hibisco. Es dulce y un poco ácida, perfecta para el calor.


La Vuelta a Casa
Cuando el sol empezó a esconderse, volvimos al puerto y subimos al barco. Estábamos cansados pero muy contentos. ¡Habíamos vivido un día increíble en la Isla de Gorée!
Datos de Interés
- La Isla de Gorée fue uno de los centros de comercio de esclavos más importantes de África.
- La arquitectura de la isla refleja la influencia de los diferentes países que la colonizaron: Portugal, Holanda, Inglaterra y Francia.
- La Casa de los Esclavos es un lugar histórico que recuerda la tragedia de la esclavitud.
- La Estatua de la Liberación representa la lucha por la libertad y el fin de la esclavitud.
- El Thieboudienne es el plato nacional de Senegal.
- Para llegar a la isla, es necesario pagar una tasa y el proceso puede ser lento. ¡Id con paciencia!
- Las moscas son compañeras habituales en las comidas. ¡No olvidéis llevar un buen repelente!
¡Hasta la próxima, exploradores!

Mi viaje a la Isla de Gorée fue una experiencia inolvidable. Aprendí sobre su historia, su cultura y su gente. Me sentí inspirado por su belleza y su resiliencia. Y lo más importante, me sentí conectado con la humanidad, con la capacidad de superar los desafíos y construir un futuro mejor.
Si alguna vez tienen la oportunidad de visitar la Isla de Gorée, les recomiendo que lo hagan. Es un lugar que te marcará para siempre y te hará reflexionar sobre el valor de la vida y la importancia de la libertad.
¡Buen viaje!
Jose Cotino
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